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Prostitución: un debate que no está cerrado - 1º parte

prostitución
Dos dirigentes de organizaciones que defienden los derechos de las prostitutas y dos académicas especializadas en el tema debaten acerca de si el comercio sexual es una actividad laboral como cualquier otra. Se excluye, por supuesto, la situación aberrante de las mujeres víctimas de las redes de trata. La discusión pasa por entender cuáles son las mejores políticas públicas para aquellas que eligen este camino. ¿Eligen? ¿O es humillante y sólo conlleva violencia de género? // MIRADAS AL SUR - Por Francisco Yofre (16/12/2012)

Pregunta 1: ¿Considera que la prostitución es un trabajo?
Pregunta 2: ¿La visibilización mediática de los casos de secuestro, trata y explotación sexual obstaculiza la visibilización de la cuestión de la prostitución? ¿Cómo repercute una en otra?
Pregunta 3: ¿Qué opina de la política de cierre de whiskerías? ¿Es efectiva? ¿Por qué?
Pregunta 4: ¿Qué debería hacer el Estado como política pública respecto a las prostitutas?


“Somos dueñas de nuestro cuerpo para trabajar”

Georgina Orellano.
Asociación de Mujeres Meretrices de la
República Argentina. AMMAR Nacional.



1. Nosotras somos mayores de edad y hemos optado por ejercer la prostitución. Nadie nos obligó a nada. Distinto es el caso de quien cae en una red de trata donde esa persona no tiene voluntad. Nosotras hemos elegido estar en una esquina o en otro lugar. Es una decisión propia, es un trabajo sexual. La palabra “prostitución” tiene todo un sentido negativo. Sí es violencia que un grupo de feministas no considere nuestra posición porque supuestamente no estamos ajustadas a derecho o porque somos explotadas por el sistema. Es violento que no respeten nuestra autodeterminación como ciudadanas y mujeres mayores de edad. Nosotras usamos nuestros genitales para trabajar como utiliza sus manos el albañil o la empleada doméstica. ¿Cuál es el pecado de trabajar con una parte de nuestro cuerpo? Me parece que es un tema que
incluye lo que nos pasa a los argentinos con nuestra sexualidad ya que las abolicionistas dicen: “Nosotras somos dueñas de nuestro cuerpo para poder abortar y debemos poder decidir cuándo tener familia o no”, pero siguiendo este razonamiento por qué nosotras no podemos ser dueñas de nuestro cuerpo para poder trabajar, ser dueñas de nuestra decisión si consideramos que somos trabajadoras sexuales.

2. Cuando se habla de redes de trata y se engloba a todas las trabajadoras sexuales realmente nos complica. Por supuesto que nos parece aberrante la trata. Pero hay muchas que somos trabajadoras sexuales y no somos víctimas de una red de trata. Somos plenamente conscientes, mayores de edad para decidir cómo generar nuestro sustento. Muchas veces cuando se busca evidenciar ante los medios que se combate a las redes de trata se muestra la clausura de un lugar en el que estamos nosotras que no somos parte de una red. Nosotras no somos el enemigo. A los enemigos los denunciamos todo el tiempo: es la policía, son los intendentes que regentean cabarets, los jueces, toda esa corrupción. Muchas veces los medios distorsionan porque parece que no hay otra prostitución que no sea la de redes de trata.

3. Cerrar whiskerías no sirve. Está demostrado que el prohibir no lleva a la solución. Las trabajadoras sexuales no somos el problema, somos parte de la solución. Nosotras en muchas provincias hemos luchado mucho para poder entrar a lugares como whiskerías, casas de citas o similares para no estar en la calle. Esta lucha está acompañada por la pelea de que ninguna otra persona puede vivir de los recursos que nosotros generamos. Por eso, rechazamos al proxeneta, el rufianismo, el que explota, pero la prostitución en sí misma es un trabajo. Hemos logrado que muchas de ellas se saquen de encima al proxeneta, las concientizamos acerca de cuánta plata ellas perdían en la calle o en un cabaret; cuánta plata se quedaban ellos. Les hacíamos la cuenta y les demostrábamos que si se juntaban tres o cuatro en un Departamento iban a ganar más, que se constituyeran en cooperativas. Y a estas compañeras que trabajan dignamente y que lo que ganan se lo quedan ellas, son las primeras a las que le van a cerrar el departamento porque no tienen un poder adquisitivo para pagarle a la policía, a los políticos, a la gendarmería. Con el cierre, el trabajo sexual no se va a terminar, se va a volver todo más clandestino, más oculto y las mafias van a recuperar algunas de las cajas que por nuestra lucha habían perdido. En Córdoba, ahora nos cuesta mucho tener contacto con ellas por esta situación, con lo cual las hace más vulnerables aún, los fiolos recuperan sus cajas porque se hace todo más ilegal.

4. La solución de fondo es que se regularice nuestra actividad. Si bien ejercer la prostitución no es ilegal, sí hay un vacío legal muy grande. Cada provincia tiene una legislación distinta que afecta a nuestras compañeras de diferente manera. No somos escuchadas. Nuestro patrón histórico es la policía con complicidad de los jueces. Y nos duele que estas leyes tengan como órgano de aplicación a la policía. Proponemos que haya cooperativas sexuales para trabajar en domicilios, tener un carnet con un código si trabajamos en la calle, tener jubilación. Nosotras somos autónomas, seríamos monotributistas pagando nuestros impuestos. CONTINÚA


Mujeres por Igualdad de Derechos Escobar

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