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La ONG "MUJERES POR IGUALDAD DE DERECHOS ESCOBAR" ya no existe, pero el contenido aquí publicado es demasiado importante como para cerrar el blog. Para mayor información sobre esta ONG, comunicarse a
giordano.silviabeatriz@gmail.com

¿El Enemigo en Casa? - 5

¿El Enemigo en Casa? es un trabajo realizado por la Psicóloga Clínica y Comunitaria Licenciada Alejandra Palacios Banchero*. La extensión de este escrito hace que debamos publicarlo en varias entregas, pero la claridad y simpleza de su exposición permite una comprensión clara y una ayuda para todas las perdonas que se encuentran en situación de VIOLENCIA FAMILIAR

Aprende de la experiencia, actúa activa, flexible, adaptable, comunicativa, capaz de demostrar afecto y empatía.
Aprende a decir que NO cuando algo no te conviene o no te gusta.


Repite siempre:
“Mi presente es mío, futuro es mío, mi vida es mía.
¡Yo soy yo y estoy bien!!!”


Se responsable y toma tus propias decisiones.
Rescata tu buen humor, tu capacidad para sentirte contenta y feliz. Retoma tu vida. Ten fe en el futuro.
Piensa y actúa con paciencia y voluntad hacia una meta, un objetivo, sorteando poco a los obstáculos y dificultades.
Nadie quiere ser infeliz. Podemos ser o no culpables de las situaciones que causan infelicidad, pero también podemos rectificar
y hacer que esta experiencia nos sirva de aprendizaje para progresar, superarnos y lograr un futuro mejor.

Por una mejor calidad de vida


A lo largo de nuestra vida atravesamos por etapas que significan conflicto, renuncia, frustración, dolor, duelo, pero también significan proyectos, esperanza, ilusión, lucha y adaptación.
De cada uno de nosotros va a depender el énfasis en el dolor, la miseria, la deprivación, el conflicto, la venganza, el desinterés, la violencia, la pasividad y la frustración, o dedicar las energías físicas y psíquicas, espirituales, morales y toda la entereza de la que somos capaces para reconstruirnos y buscar con optimismo y fe, oportunidades dentro de esa adversidad y el conflicto propio y ajeno; es decir, desarrollarnos como personas sanas y provechosas para nosotros, nuestra familia y para la sociedad en que vivimos..
Es en una relación de pareja estable, en la que se respete la igualdad, la autonomía y los derechos de unos y otro, en donde la comunicación sea eficaz y respetuosa, con mensajes que apoyen y estimulen, sin desmerecer, sin imponer, sin agredir, sin someterse, es donde realmente se forma familia.

Mientras mas flexible sea una persona y esté preparada y dispuesta al cambio, más calidad de vida y nivel de salud genera en ella y en los otros.


Las personas en estas condiciones, podrán encontrar protección, compañía, seguridad y el afecto y apoyo emocional que se necesita para un
desarrollo saludable.
Esta es la forma como se hace familia, para que sus miembros puedan identificarse con sentido de orgullo y pertenencia por sus raíces, sus valores, sus costumbres y sus tradiciones, crecerá entre ellos la autoestima y la familia cumplirá su función de protección, compañía y apoyo .
Con la unión y la fuerza que da la protección y el apoyo de unos y otos, podrá superarse la adversidad, el conflicto, la frustración. Sus
relaciones se caracterizarán por ser cálidas, positivas. Predominará el compañerismo y el sentido de humor. Serán personas sanas, eficaces
y productivas. Se desarrollará la capacidad de perdonar, aceptar a los otros y aceptarnos a nosotros mismos como personas que somos, con fe y esperanza en el futuro, con una mejor visión del mundo y una mejor calidad de vida para todos.


HAZ EL ESFUERZO… PERDONA Y OLVIDA…

En toda acción percibida como violenta, intervienen tres elementos: La herida o daño o perjuicio causado con la acción violenta.

La deuda, dolor o sentimientos negativos (ira, frustración, amargura, odio, rencor, culpa) que acompañan el recuerdo de la experiencia y que nos engancha emocionalmente al que nos causó la herida.
La cancelación o anulación de la deuda o liberación, que deviene de la satisfacción, reparación, reconciliación, devolución o el olvido y
el perdón.
No son los hechos los que nos hacen sufrir sino el significado que le dimos al acontecimiento. Es el cómo cada quien percibe, ve, oye y siente la experiencia y como lo grava en su memoria, junto a las reacciones corporales y de conducta que acompañan a esas emociones, lo que nos hace sufrir y nos “engancha” con la situación y con aquel que nos hizo daño.
De cómo percibimos los hechos depende de nuestra personalidad, de nuestras experiencias, del control que tengamos sobre nuestras emociones, de la forma como enfrentamos y resolvemos nuestros problemas y de la decisión, voluntad y esfuerzo que realizamos para cambiar el recuerdo de esa experiencia vivida.

Si no tenemos la capacidad de olvidar y perdonar llevaremos una pesada e innecesaria carga que lastima y limita, a lo largo de nuestras vidas.

Buscar la satisfacción, reparación, reconciliación o devolución inmediata es con frecuencia imposible --o se tarda demasiado o nunca se logra. La herida permanece abierta, nuestro dolor no se cura y nos convertimos en personas angustiadas, frustradas, amargadas, malhumoradas, temerosas, pesimistas, solitarias, obsesivas, culpables, agresivas, conflictivas y enfermas, pues el recuerdo y las emociones negativas, nos causan problemas físicos y psicológicos.
Para liberarnos de la pesada carga del recuerdo que lastima y limita debemos primero olvidar y luego perdonar.
Olvidar es una de las funciones de la memoria que nos permite liberar de nuestra conciencia, el dolor que acompaña las experiencias penosas.
El tiempo para olvidar es muy personal y es involuntario.
No se pueden cambiar los hechos, pero si la experiencia de los mismos. Es decir, podemos esforzarnos por transformar el recuerdo y acelerar
el proceso del olvido.
Transformar el recuerdo significa recordar y contemplar los hechos a distancia, neutralizando las emociones, colocándonos inclusive, en el
lugar de otras personas, sin juzgar, sin criticar, sin comparar, sin compadecerse, sin pena ni culpas, eliminando toda emoción negativa que
está en nuestra memoria y que determina como hemos percibido la experiencia, para así estar en capacidad de perdonar.
Perdonar es liberar de la deuda o neutralizar (olvidar) las emociones ligadas al recuerdo de la experiencia o de aquel que nos causó el dolor.
Sin embargo, el perdonar no borra el daño, no exime de responsabilidad al ofensor, ni niega el derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida. Perdonar es un proceso complejo que solo nosotros mismos podemos hacer.
Perdonar no es aceptar pasivamente la situación, dejar hacer a la otra persona o culparse porque piensa que lo provocó.

Aquel que está lleno de rabia y de ira no se perdona ni a sí mismo y menos perdona a los demás.
Perdonar no es olvidar o negar la ofensa y dejar que el tiempo o Dios se hagan cargo. Tampoco es culpar a otros, a las circunstancias o al destino.
Perdonar no es justificar, entender o explicar por qué la persona actúa o actuó de esa manera.
Perdonar no es esperar por la restitución, por una satisfacción, por alguna explicación a la conducta violenta.
Perdonar no es obligar al otro a que acepte tu perdón o decirle “te perdono” para hacerlo sentir “humillado” . Tampoco es buscar u obligar a la reconciliación.
Perdonar es, en primer lugar, reconocer nuestros errores y perdonarnos a nosotros mismos.
Esto es, aceptar lo que no podemos cambiar, cambiar lo que podemos y aprender a establecer diferencias, sin remordimientos, sin culpas, sin
odios ni rencores.
Perdonar es buscar la solución a los conflictos, apartando de nosotros, todo sentimiento negativo como el rencor, odio, culpa, rechazo, deseos de venganza, pues son sentimientos inútiles que esclavizan y crean mayor frustración, mayor desesperanza.
Cuando no perdonamos no tenemos alegría ni paz. Nos volvemos impacientes, poco amables, nos enojamos fácilmente causando rivalidades,
divisiones, partidismos, envidias. Cuando no perdonamos, nuestras ideas y pensamientos se vuelven destructivos, pesimistas,
erróneos; perdemos la confianza y respeto por nosotros mismos, desarrollamos conductas que crean mayores conflictos y nuestro modo de vida
y nuestras relaciones con los demás, quedan afectadas.

Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo - Proverbio Árabe

Cuando no perdonamos estamos permitiendo que nuestra salud, nuestro crecimiento personal, nuestro desarrollo y nuestra vida, esté gobernada
por la decisión y la conducta de alguien o algo que no nos agrada o que nos ofendió.
Olvidar y perdonar nos permite en primer lugar, controlar nuestras emociones y reacciones. Eleva la autoestima, nos da mayor seguridad y
confianza. Facilita la recuperación de la habilidad para aprender, discriminar y seleccionar nuestras respuestas ante situaciones futuras. Aprendemos además, a actuar con madurez y sabiduría frente a la adversidad.
Olvidar, perdonar y perdonarnos, aunque doloroso, es deshacernos de la pesada carga de la culpabilidad, la amargura, la ira que nos embarga
cuando nos sentimos heridos.
Es abrir caminos hacia la esperanza de nuevas oportunidades. Es crecer y desarrollarnos como personas positivas, libres para vivir en paz y
armonía con nosotros mismos y con los demás.

Ante desacuerdos, discusiones, peleas…



Las emociones son el motor de nuestras acciones. La alegría, la cólera, la tristeza, la vergüenza, son emociones que se expresan con gestos, conductas, tono de voz y también con palabras de cariño, halagos, ofensas insultos, amenazas.
En una discusión cuando una persona percibe el comportamiento del otro y siente que están peligrando sus intereses o violando sus derechos,
despierta en ella un sentimiento y este podría ser de rabia, cólera, indignación, que lo impulsan a insultar y agredir al otro.
En el conflicto familiar, el agresor es una persona conflictiva, terca, que no le gusta ceder. Le importa poco o nada los intereses, necesidades y derechos de la pareja. El tiene que lograr lo que se ha propuesto, siempre tiene que ganar.
No suele entrar en razones y utiliza su poder, la agresión y la amenaza como estrategia para poder ganar la pelea.
La pareja puede reaccionar contra atacando, cediendo o rompiendo la relación.
Si bien la víctima, sometida, se encuentra a merced de su pareja. ante un problema que se transforma en pelea, puede responder también
con insultos, ofensas y agresiones. Es un toma y dame que no tiene sentido y no se llega a ninguna parte..
La víctima pierde su posición, el problema no se soluciona o el agresor hace lo que le parece sin consideración ni respeto por los intereses, necesidades y derechos de la pareja.

Neutraliza al adversario!


Frente a un ataque, no reacciones. El poder de tu adversario radica en su capacidad para hacerte reaccionar. Escucha, no lo interrumpas, deja que termine de hablar. Si tu reaccionas pierdes Mantén la calma, cuida tus gestos y actitud y analiza fríamente el problema.
Controla tus pensamientos orientando tu atención hacia el problema, más que hacia los insultos, las amenazas o las ofensas.
Toma una actitud contraria a la que te están mostrando. No tomes los ataques como algo personal.

Razona, piensa... Concéntrate en el problema y su solución. Neutralizando tus emociones neutralizas a tu adversario.

No respondas con desesperación o ira. No te descontroles.
Desconecta el enlace emoción—acción.
No escuches los insultos, las ofensas, las agresiones. Concéntrate en el problema y su solución.
No respondas ataque con ataque.
Replantea la situación.
Responde con tus propias palabras lo que te han querido decir, sacando lo negativo del lenguaje y dejando solo lo positivo. Es decir, interpreta lo que se quiere decir, libre de calificativos palabras amenazantes o atacantes.
Ejemplo: “¿Lo que quieres decir es que los muchachos deben irse a la cama temprano?
Otras formas que puedes utilizar para responder replanteando el mensaje que te da tu pareja son las siguientes:: “Corrígeme si me equivoco...”, “Parece ser que lo que tu deseas es...”, “Quiero estar segura de haber entendido, lo que tú quieres...o necesitas...”
En lo posible, muéstrate de acuerdo con su posición. Si desea que lo escuchen, escúchelo.
Reconózcale su posición, su punto de vista. Después formúlele preguntas que lo hagan reflexiona sobre las posibles consecuencias de su
actitud o su posición.
Ejemplo: “¿Cómo crees tu que afectaría a nuestros hijos una mudanza a otra ciudad a mitad del año escolar?”
No critiques, no señales, no acuses. No busques culpables, siempre busca soluciones.
Haz preguntas que puedan aclarar la situación y descubrir las intenciones de tu pareja. Estas deben ser precisas, claras, sencillas, expresadas en un tono adecuado, considerado y respetuoso.
Nunca generalices, siempre especifica, momentos, situaciones, hechos, comportamientos, acciones.
Elimina de tu lenguaje las palabras y frases “siempre..., nunca...., todo el tiempo, si...pero.”
Cuando corresponda, discúlpate. Una disculpa a tiempo puede hacer milagro Pon la “carga de la ignorancia” sobre tus propios hombros.


Ejemplo: “Disculpa Luís, creo que no te entendí bien, ¿podría explicarme por qué dices que no te comprendo? Dame algún ejemplo.”
Intenta que tu pareja se ponga en tu lugar y tú también ponte en el lugar de el. Las actitudes y comportamientos esconden muchas veces las
verdaderas intenciones. Toda actitud tiene dos caras.
Encuentra los puntos en que ambos estén de acuerdo sobre el problema que están discutiendo y negocia la solución. Cede en lo que puedas,
mientras no lesiones tus intereses, necesidades y derechos o sepas que la solución que tu pareja te da puede causar mayores problemas.
Ten siempre a mano algunas alternativas reales de solución y actúa en base a tus posibilidades.
Al hablar, discutir o responder, utiliza siempre el mensaje del YO. Nunca utilices el mensaje del TU.

El Mensaje del YO


El mensaje de TU es culpar. Colocamos la culpa en la persona y no le damos oportunidad de defenderse o de aclarar la situación.. El tono de
voz y el lenguaje corporal refuerza el mensaje del TU, haciéndolo más acusador. Aquellos que escuchan el mensaje del TU están menos dispuestos a hacer lo que se les pide.
El mensaje del YO se utiliza cuando estamos molestos con alguien y queremos que esa persona lo sepa de una manera no ofensiva ni amenazante.
Deliberadamente da a quien escucha, más información sobre datos que, de otro modo, sólo podrían obtenerse por inferencia o adivinación.
Permite expresar cómo nos afectan las acciones de otras personas.
Permite evitar malos entendidos, frenando las agresiones.
Permite que expresemos nuestras inquietudes y necesidades por determinados hechos.
Al utilizar el lenguaje del YO se habla de la siguiente manera:
Siento que… (Se establece el sentimiento)
Cuando tu… (Establece la razón)
Porque… (Establece la consecuencia)
Ejemplo utilizando el mensaje del TU: “Tu eres un mentiroso”.
Ejemplo utilizando el mensaje del YO: “Me siento confundida cuando te escucho lo que me estás diciendo porque he escuchado dos relatos
diferentes y no se cual es el correcto”.


Estarás dialogando. Tu pareja, tus hijos también aprenderán a utilizarlo y habrá armonía.
Una buena comunicación evita malos entendidos, emociones negativas, no entrampan los problemas y hacen más fácil su solución.

Referencias

Carozo, Julio Cesar... Clínicas Especializadas sobre Violencia Familiar. Universidad Alas Peruanas. Lima-Perú.
Carozo y col. Curso sobre Violencia Familiar. Universidad Alas Peruanas. Lima-Perú.
Castello, Jorge... Dependencia Emocional y Violencia Doméstica. Valencia
Castellano M y col... Violencia contra la mujer.
El perfil del agresor: criterios de valoración del riesgo. Barcelona 2004.
Dyregrov, A... La Recuperación Familiar del Terror, Pesar y Trauma.. Artículo de Internet.
Echeburúa, E... Violencia Familiar. Perfil del Hombre Violento. Programa Puestaldía en Psicología Clínica y de la Salud.
Gordillo R y Ruiz-Caro, Licelly... Conciliación en Asuntos de Familia. CPsP. Lima.

Cuando el centro de la vida de uno se ha destruido como el interior de un edificio, no nos puede extrañar que nos tome tanto tiempo para encontrar aunque sea una puerta que pueda empezarse a cerrar. // Ellen Goodman - The Boston Globe, 1990

*Autor: Alejandra Palacios Banchero
Psicóloga Clínica y Comunitaria
Conciliadora Extrajudicial especialista en Familia (alepsicon@yahoo.com)



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